20 outubro 2006

El cineasta manchego Pedro Almodóvar y el escritor estadounidense Paul Auster, que hoy recibirán los premios Príncipe de Asturias de las Artes y de las Letras, respectivamente, se profesaron anoche admiración mutua y descubrieron que ambos han sido niños imaginativos con una necesidad imperiosa de contar historias como un impulso vital.

Almodóvar y Auster encontraron más de una coincidencia en su vida al contar anécdotas y revelar algunos secretos de sus obras durante un coloquio celebrado en el Teatro Jovellanos de Gijón ante un millar de espectadores que llenaron el aforo de la sala.


Una escenografía austera pero vistosa, con un telón de fondo color rojo, una alfombra de tono pastel, una mesilla, sillones de orejas, libros, latas de cintas de cine y una máquina de escribir desparramados por el suelo, fue el marco en el que los artistas se fueron 'desnudando' intelectualmente ante un público que les tributó afecto y aplausos.

Moderado por Jorge Herralde, responsable de la editorial Anagrama que ha publicado obras de ambos autores, el coloquio desveló la pasión que sienten los galardonados por la ficción y la forma de abordarla con varias historias dentro de la misma narración como si fueran "muñecas rusas".

Almodóvar y Auster coincidieron en la misma metodología de trabajo, profundizando en los personajes secundarios y escribiendo muchas historias vinculadas a la trama, aunque muchas veces la resolución del texto tarda varios años en culminar.

Este sistema les permite "escapar del pánico" que les provoca llegar a un punto de la narración en que quedan bloqueados y la multiplicidad de historias y la experiencia se convierten en el camino para "salir del laberinto".

Más éxito en el extranjero

Otra de las coincidencias señaladas por las preguntas del público ha sido que ambos han conseguido más premios en el extranjero que en sus países, pero ni Almodóvar ni Auster lo consideran como un asunto que les preocupe en absoluto.

Almodóvar dijo no haber nacido ni en la tierra, La Mancha, ni en la época propicia para hacer cine, aunque tenía claro lo que quería hacer desde pequeño y consiguió "mucho más de lo que había soñado cuando trabajaba en Telefónica".

Auster aseguró tener el reconocimiento de los lectores estadounidenses que compran sus libros y dijo no considerarse un posmoderno, término que del afirmó desconocer su significado, además de pretender huir de las etiquetas.

El director de cine español reconoció haber comprobado "con estupor" que su apellido se ha convertido en un adjetivo "almodovoriano" y que esto lo pone "muy nervioso" de la misma manera que lo consideren como un "referente intelectual y ético".

Almodóvar dijo ser "una persona normal" que a veces tiene la tensión alta, que padece problemas de obesidad y tiene que hacer dietas y que cuando se mira en el espejo ve a alguien que ha pasado de la cincuentena.

Auster dijo no utilizar elementos autobiográficos en sus obras, aunque admitió descubrir, tiempo después de haberlas escrito, algunas cosas de su vida que de manera distante estaban en alguna de sus novelas.

"Mis películas son absolutamente autobiográficas pero en ninguna de ellas cuento mi vida, son ficción que trato de apoyar con elementos que conozco para que sean verosímiles", afirmó Almodóvar.

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