24 março 2004

Pablo Neruda hubiera cumplido el próximo 12 de julio cien años; una centuria que se celebrará en casi todo el mundo para homenajear a un poeta que creó algunos de los versos más recitado en el siglo XX. Ahora, y como antesala de esta efeméride, la Casa de América acoge unas jornadas sobre Neruda en España.

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El premio Cervantes recordó que Neftalí Ricardo Reyes-Parral, que así se llamaba Neruda, fue un mal estudiante, por ejemplo de francés e inglés, y que se escapó con razón de Chile y de su vida bohemia a tiempo, "porque, si no, hubiera arruinado su carrera", para irse a extremo Oriente a trabajar con uno de los administradores coloniales.

"Oriente lo angustió, no le gustó nada, y siempre decía que él era totalmente occidental. De allí, sólo recordaba, según me dijo en alguna ocasión -recordó Edwards con humor-, los grandes y muchos brazos de esas mujeres diosas".

Después de esta etapa de Oriente y auspiciado por alguno de sus jefes, el poeta del amor y del compromiso marchó a Buenos Aires, donde conoció a García Lorca, y después a Barcelona, lugar en el que se encontró con Alberti, uno de los poetas del 27 que estuvo más unido al poeta chileno.

Neruda llega a ser cónsul en Madrid durante la República y al comienzo de la Guerra Civil. La convulsión política que derrocó la República y que trajo el alzamiento del general Franco, con una guerra que duró tres años, produjo en Neruda una profunda tristeza que se reflejó en su salida de España y en la creación del poemario "España en el corazón".

Here is a link in English if you feel overwhelmed by the amount of Spanish.













Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

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